Por Santiago Castrillo, ingeniero agrónomo.
La Fundación Mundial para la Naturaleza (WWF) afirma en su Guía de consumo responsable de 2010 que:
“Preferir madera, papel o corcho frente a productos sintéticos o sustitutivos es ya un gesto a favor del medio ambiente y de la economía rural.”
Y esto, en cualquiera de los casos. Pero los beneficios se multiplican cuando usamos madera de plantaciones sostenibles.
Las razones residen en las propiedades de la madera: se trata de un material natural, biodegradable, exento de toxicidad para personas o animales, sostenible por los medios que se usan en su obtención. Es un bien renovable. Son características que no reúnen otros materiales utilizados en la construcción, decoración, etc.
En cambio, estamos acostumbrados a que se use la madera en los entornos naturales o ajardinados y así nos gusta, porque la madera no genera impacto en el paisaje. Al contrario, comunica un sentido de integración con la naturaleza. Además, no es contaminante ni dañina para ese entorno.
La madera se usa en construcción con rendimientos mucho más favorables que otros materiales, como pueden ser el cemento, acero, PVC y resto de plásticos. De hecho, se conocen edificaciones sustentadas por elementos de madera de varios siglos de antigüedad, con las vigas, pilares, etc. originarios en perfecto estado.
Además, la madera que se usa en Europa proviene principalmente de plantaciones gestionadas por selvicultores, por lo que no se deforestan los grandes bosques. Cuando se cortan árboles para nuestro uso de la madera, se plantan nuevos árboles, que comienzan un nuevo ciclo de fijación del CO2 atmosférico y contribuyen también a la riqueza paisajística. En Europa está creciendo año a año la superficie boscosa por la reposición y extensión que se lleva a cabo.
Las deforestaciones contraproducentes tienen que ver con la sobreexplotación en determinados países de Asia y América, donde se busca lograr superficies limpias para extender el cultivo de la palma de aceite, cacao u otros productos agrícolas, no para la producción de madera. Por este motivo surgieron las entidades de Certificación Forestal, para asegurar que la madera que consumimos procede de bosques explotados sosteniblemente. Las principales entidades de certificación forestal son PEFC y FSC
En la actualidad son cientos de miles de personas las que intervienen en la producción y elaboración de la madera, en el ciclo que lo pone en nuestros hogares y oficinas, con el consiguiente beneficio social, laboral y ambiental. El manejo y cuidado de los árboles representa como ventaja adicional la fijación y desarrollo de la población rural.
El uso de madera de plantaciones favorece el medio ambiente, consumiendo CO2, y evita la contaminación que sí engendra la producción del resto de materiales no renovables.
Woodna, marca de Bosques Naturales, ha plantado más de 300.000 nogales y cerezos para madera, en más de 1.000 hectáreas en varias provincias de España ver aquí. Con la madera de estas plantaciones ha desarrollado innovadores productos como suelos y revestimientos o madera para decoración de interiores: viviendas, bares y restaurantes, hoteles, tiendas, escaparates, museos y espacios públicos en general.