Por David Funes.
La mesa es un mueble ancestral surgido de la también ancestral necesidad del hombre de sostener objetos a una altura cómoda para su uso. Su origen se remonta a la época de las cavernas, y es uno de los muebles que más diversificación ha tenido a lo largo de la historia debido a las crecientes necesidades surgidas con el desarrollo humano.
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La mesa en la Edad Media y Renacimiento
En la Edad Media, la mesa en occidente era desmontable y consistía en un tablero largo y estrecho que se apoyaba en un juego de anillos disimulados con tejidos. Ya durante el Renacimiento, la mesa adquiere carácter fijo y hasta el siglo XIV consistía en un tablero que podía ser de mármol montado en dos anchos pedestales. A partir del siglo XIV, en Italia se empiezan a fabricar mesas con patas en forma de balaustre y en el siglo XV, en Francia, con patas en forma de columnitas unidas o patas acanaladas. A su vez en Inglaterra se sustituye la mesa desmontable por el refectorio: una mesa de patas poderosas que en general están unidas a través de una zapata central.
La mesa en el siglo XVII
El siglo XVII trae cambios importantes en las mesas.
En Inglaterra, durante el estilo jacobino (1600-1660) el refectorio se hace más ligero y sus patas se fabrican esculpidas. Durante este período surge la gate table, que es una mesa abatible. Más tarde, en el estilo reina Ana (finales del siglo XVII y principios del XVIII), las mesas comienzan a especializarse. Ya no se usa el refectorio y en su lugar aparecen las mesas plegables y la mesa de escritorio, ésta última dedicada a la escritura y la lectura.
Mientras tanto, en Francia, durante el reinado de Luis XIII (1610-1643) se usan las mesas macizas y grandes de monasterio y surgen unas mesitas con patas y travesaños torneados. Con el estilo Luis XIV (1643-1710), las mesas divergen en varios muebles según el uso: la mesa central que se coloca en el centro de la habitación, ancha y muy decorada, con patas en forma de aljaba o de balaustre; la mesa de comedor, sencilla y formada por un tablero apoyado en una base y cubierta por un tapiz; la consola, mesa pequeña adosada a una pared; el velador, destinado a colocar las velas para la iluminación y el buró, un mueble especializado para la lectura y la escritura.
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La mesa en el siglo XVIII
En siglo XVIII se suceden nuevas transformaciones en las mesas.
En Inglaterra, con el estilo Chpipendale (1725-1760) el velador adquiere solo una pata central como fuste en forma de balaustre que termina en tres pies.
Más tarde, durante el estilo Adam (1769-1790) se produce un cierto regreso a lo antiguo: la mesa de comedor se hace una gran mesa rectangular decorada con marquetería y con patas en los extremos. Surge la mesa de alas abatibles.
Durante este siglo en Francia, y con el devenir de los estilos regencia y Luis XV las mesas se convierten en ligeras y de fácil manejo y aparecen muchas “mesitas” auxiliares: la mesa de juego, la mesa camarera, el costurero, la mesa de noche, los tocadores y las múltiples variantes de los burós. Entre ellos el buró dos d’âne, el buró capucin y el secreter.